Agencias
– El presidente AMLO dio a conocer el domingo pasado su «tercer» informe de gobierno (se decidió llamarlo así en lugar de «primer informe», debido a que los mensajes que el Presidente dio en los primeros 100 días de su gobierno y el 2 de julio -aniversario del triunfo electoral- se considerarán como los dos primeros informes a la nación).
Con nueve meses en el poder todavía es muy pronto para juzgar el desempeño económico del nuevo gobierno. Sin embargo podemos apuntar las cosas más relevantes que han sucedido –desde nuestro punto de vista- en la economía en lo que va del sexenio.
Entre lo positivo podemos mencionar una inflación que mantiene una tendencia claramente a la baja y que seguramente se situará al final del año en la meta del Banco de México del 3%.
Igualmente tenemos una moneda mexicana que se mantiene fuerte frente al dólar (aunque es bueno recordar que tenemos desde los años 90´s un régimen cambiario flexible, por lo que, en sentido estricto, el valor del tipo de cambio no debe directamente al gobierno, sino que es determinado por la oferta y la demanda, lo cual significa que cualquier factor que afecta a la oferta y demanda de dólares afectará al tipo de cambio).
Igualmente destacable es el incremento del 16% al salario mínimo que se dio al inicio del sexenio, lo cual gracias a la desindexación que tuvo en la economía, contribuyó a la recuperación del poder de compra sin afectar la inflación.
También, dentro de las cosas positivas, ha sido el combate frontal al “huachicol” (que de acuerdo a cifras oficiales significó un ahorro de 12 mil millones de pesos) y a la corrupción en general (¡la cual de acuerdo a la OCDE representa el 10% del PIB!), así como el incremento de la inversión extranjera directa, la cual aumentó en casi 7% en el primer trimestre de este año comparado con el mismo periodo de 2018.
Positivo también ha sido la postura del gobierno mexicano en favor del libre comercio y en contra del proteccionismo (se ratificó el Tratado de Libre Comercio con EUA y Canadá –el TMEC- y se consiguió frenar una escalada proteccionista del gobierno norteamericano que podría haber desembocado en una guerra comercial).
Pero, si hablamos de cosas positivas, la que, desde nuestro punto de vista, destaca más es el buen manejo y desempeño de las finanzas públicas. Al contrario de lo que algunos detractores pronosticaban que si ganaba AMLO seríamos como Venezuela (país con un déficit público cercano al 20% de su PIB y una inflación de más de un millón por ciento), lo cierto es que ha sido todo lo contrario: la Secretaría de Hacienda ha mantenido una disciplina fiscal que ha permitido tener un superávit fiscal primario del 0.9% del PIB (en línea con el objetivo de alcanzar un superávit del 1% al final del año) y las acciones de austeridad del gasto público no han sido hasta ahora demagógicas sino reales.
Sin embargo, a la par de cosas positivas, también, desde nuestro punto de vista han ocurrido cosas negativas que han repercutido en nuestra economía: la cancelación del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAIM), obra que contaba ya con un avance del 30% y que ocasionó un esfuerzo adicional de la Secretaría de Hacienda para desarrollar una estrategia de recompra de los bonos de los inversionistas afectados (sin mencionar el periodo de incertidumbre y desconfianza que generó); la baja de calificación crediticia de PEMEX que significó perder su grado de inversión (impulsada por la grave situación que arrastra la empresa, cuyos pasivos superan los 170 mil millones de dólares –por arriba de gigantes energéticos como Shell o Petrobras- y cuya viabilidad financiera de largo plazo no está clara –los apoyos extraordinarios de
Hacienda no pueden sostenerse en el tiempo y priorizar el establecimiento de una nueva refinería en lugar de inyectar los recursos a fortalecer la capacidad de exploración y producción no parecen ayudar a mejorar la perspectiva financiera de largo plazo de la empresa-).
Otro punto que consideramos negativo ha sido la baja creación de empleo que se ha dado a la fecha. Con cifras oficiales por el IMSS, entre enero y mayo de 2019 se han creado poco más de 300 mil empleos nuevos formales (la cifra más baja en los últimos cinco años).
Igualmente, es preocupante el aumento en la percepción de inseguridad (altos niveles de inseguridad inhiben la inversión y el empleo) y, desde nuestro punto de vista, la llamada Guardia Nacional no resolverá dicho problema sino probablemente lo agravará (el empleo de fuerzas militares, llámese como se llame –Gendarmería, Guardia Nacional, etc.-para combatir el crimen del narcotráfico solo vuelve más rentable el negocio e incentiva a que instituciones como el Ejército y la Marina puedan ser corrompidas)
No obstante, lo que, a nuestro juicio, es el mayor foco rojo es el bajo crecimiento de la economía. De acuerdo a cifras oficiales en el primer trimestre de 2019 el PIB tuvo una contracción de 0.2% y las perspectivas de crecimiento económico al finalizar el año van 0.2% a 0.8%. ¡Es decir ni siquiera un punto porcentual! (Con la dinámica poblacional que tenemos, si el PIB no crece, eso significa que terminaremos el 2019 con un estancamiento en el nivel de vida de los mexicanos).
Ahora que el presidente AMLO ha dado a conocer su primer(tercer) informe de gobierno la realidad es que el desempeño económico probablemente no sea tan bueno como dicen sus partidarios ni tan malo como argumentan sus detractores; no obstante, desde nuestro punto de vista, el saldo es positivo debido principalmente al buen manejo de las finanzas públicas (pieza clave y columna vertebral del desempeño económico de cualquier gobierno).
Existen buenas razones para creer que la economía podría mejorar el próximo año al irse consolidando los programas sociales y la inversión pública.
Sin embargo, es conveniente que el gobierno (en particular el Presidente AMLO) se dé cuenta que las metas económicas del sexenio no se lograrán solamente dejándole a la Secretaría de Hacienda la chamba de mantener la disciplina fiscal, redistribuir el presupuesto y conseguir recursos, sino también generando confianza y certidumbre a los agentes económicos.
Las expectativas son muy importantes en economía y declaraciones infortunadas recurrentes pueden alimentar incertidumbre y desconfianza que terminen frenando la inversión, la creación de empleos y el anhelado crecimiento económico que permita elevar el nivel de vida de la población.
No es algo trivial. Se trata de la esperanza y el anhelo de millones de mexicanos.
Fuente: Coatza Digital