La Jornada Veracruz
Ciudad de México, Ver.- Decenas de habitantes de Coatzacoalcos que viven en la Ciudad de México se presentaron en las oficinas de la Representación del Gobierno de Veracruz en esta ciudad para protestar por la ola de violencia que azota la zona sur de Veracruz y exigirles que la seguridad y la justicia sea una prioridad.
«No se trata de partidos políticos ni de hacernos responsables del pasado, se trata de que nuestras autoridades lleven a cabo un plan coordinado de trabajo en los tres niveles de gobierno que permita recuperar la paz en el menor tiempo posible».
Con altavoces los porteños señalaron que es necesario que el gobierno federal intervenga para acabar con los crímenes, asaltos, extorsiones, violaciones e inseguridad en que viven sus familiares.
«Se cometen delitos que van desde robo a transeúntes y negocios, pasando por homicidios dolosos, hasta llegar al más dañino de los delitos, el secuestro y la extorsión».
Añadieron que el secuestro es un fenómeno social que ha dañado en gran medida a la sociedad y cada persona está expuesta a este delito: «El secuestro es una amenaza para la vida, una violación de la libertad individual que socaba los derechos humanos».
Señalaron que aunque muchos porteños han emigrado a la capital del país, mantienen vínculos familiares, sin embargo, el éxodo no se detiene debido a estos cobardes delitos que propician el abandono de la tierra que los vio nacer.
«Hoy nos reúne ese miedo por los que permanecen allá, hoy nos une el amor por nuestra tierra y el pensar que juntos podemos llamar la atención de nuestras autoridades». Por último mencionaron que la sociedad se cansó de ser víctima de la delincuencia y de la inoperancia de las instituciones encargadas de la seguridad pública y está harta de la inseguridad.
«Hartos de la impunidad, hartos de la corrupción, hartos de no confiar, hartos de un gobierno que no se compromete, que no vela por la seguridad de los ciudadanos de bien, como sociedad nos toca levantar la voz, exigir justicia, exigir prevención del delito y eso es lo que hoy estamos haciendo aquí, levantando la voz y dando un golpe en la mesa para despertar a las autoridades y obligarlos a escucharnos para que den un giro de timón».