Daniel Verdú 
– Roma.-El papa Francisco, en plena división ideológica en la Iglesia católica, sorprendió ayer con unas declaraciones en las que apoya la creación de leyes que amparen la unión civil entre personas del mismo sexo. Las palabras del Papa emergen del documental Francesco, estrenado el miércoles en el Festival de Cine de Roma y dirigido por el ruso Evgeny Afineevsky.
“Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso”, señala el Pontífice en la película. Una toma de posición que, en ningún caso, tiene que ver con apoyar el matrimonio homosexual ni en la renuncia a la convicción de que los actos sexuales llevados a cabo entre personas del mismo sexo son pecado.

La mirada sobre este asunto no completamente nueva en Jorge Mario Bergoglio. Y a eso, probablemente, se referiría el propio Pontífice en el documental cuando señala: “Yo lo apoyé”. Su biógrafo, Austen Ivereigh, recuerda que cuando el Papa era arzobispo de Buenos Aires se opuso a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero se mostró a favor de una ley que regulase las uniones en una votación celebrada en el seno de la Conferencia Episcopal Argentina (que perdió).

“Lo hizo porque cree que deben respetarse los derechos básicos como poder heredar, visitar al otro en el hospital… Es una cuestión de justicia civil. Esa fue su posición matizada, pero perdió el voto con los otros obispos”, recuerda al teléfono el autor de El gran reformador, la biografía de referencia sobre Francisco.

Es la primera vez, sin embargo, que Francisco muestra un apoyo tan nítido y directo a este tipo de uniones desde que fue nombrado Papa en 2013. Además, la referencia explícita a la “familia” profundiza más en un concepto hasta ahora tabú para la Iglesia en relación con la convivencia entre personas homosexuales. La cita puede generar dudas, pero no está en la agenda del Vaticano aprobar, en ningún caso, la adopción de hijos en las parejas homosexuales.

Las leyes de unión civil entre personas del mismo sexo ya existen en la mayoría de países europeos. Pero Francisco pide que se promuevan refiriéndose, se supone, a los lugares donde todavía no existen. La nacionalidad rusa de su entrevistador, además, hace suponer que el Papa piensa en lugares donde los homosexuales son perseguidos.

La posición de Francisco sobre la integración de los homosexuales en la Iglesia ha sido siempre algo ambigua, pero mucho más avanzada que la de sus predecesores. La primera vez que habló de ello como Pontífice fue en un el vuelo de vuelta de su viaje a Brasil en 2013. Entonces dijo: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿Quién soy yo para juzgarlo?”. Explicó también que dicha orientación sexual no era un pecado, aunque matizó que sí lo eran los actos.

Más adelante, además, en unas polémicas declaraciones, aconsejó llevar a los niños homosexuales al psicólogo. “Todo el mundo tiene derecho a tener un crío, venga como venga. Comprendo que genere dolor si es homosexual, pero nunca se echa del hogar a alguien porque tenga tendencia homosexual. Cuando la persona es muy pequeña y muestra síntomas raros, puede ir a un psicólogo para que vea a qué se debe eso”, señaló en una entrevista en La Sexta.

La posición oficial del Vaticano respecto a las uniones civiles entre personas del mismo sexo seguía siendo la que se estableció en 2003 durante el pontificado de Juan Pablo II. Entonces, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dirigía el futuro papa Joseph Ratzinger, publicó un documento bajo el título “Las consideraciones en lo concerniente a las propuestas de dar reconocimiento legal a las uniones entre personas homosexuales”. “La Iglesia enseña que el respeto por las personas homosexuales no puede conducir de ninguna manera a la aprobación de la conducta homosexual o en el reconocimiento legal de las uniones homosexuales”.

La declaración, que llega en un momento de profunda división ideológica, sorprende por el formato en que se produce. Lucetta Scaraffia, historiadora y experta en asuntos sociales y de la mujer en la Iglesia cree que “es parte de su proceso de apertura”. “Es algo importante. Hay que recordar todos los partidos católicos que han hecho una guerra contra esto. Supongo que creará problemas dentro de la Iglesia y en el mundo político. Quizá hacía falta hacerlo de forma más detallada y transitoria, es como si faltase un pasaje hasta llegar aquí”, opina. Un método, sin embargo, habitual en este papado.

Fuente: El País.

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