Juan Javier Gómez Cazarín.
– Si bien la tarea de legislar las leyes del Estado descansa, precisamente, en el Poder Legislativo, los diseñadores históricos de las Constituciones consideraron que una tarea tan importante como reformar a la propia Constitución debería incluir el aval de otros actores.
Así, para reformar a la Constitución Federal no basta el voto del Congreso de la Unión, sino que hace falta el voto de la mitad más una de las Legislaturas de los Estados. A este sistema se le conoce como “Constitución rígida”, porque es más difícil de reformar que una ley, digamos “normal”. Y a la participación de otros votantes, además del Poder Legislativo, se le conoce por algunos estudiosos del Derecho como “Constituyente permanente”.
En el caso de la Constitución de Veracruz, no basta con el voto de 34 diputadas y diputados: hace falta el pronunciamiento favorable de la mitad más uno de los 212 Cabildos. Sin la aprobación de 107 de ellos, la Reforma no puede promulgarse.
Este sistema garantiza que la Constitución no pueda modificarse de manera frívola ni a la ligera. El sistema está pensado para ser un candado para ocurrencias caprichosas.
Por eso, la reciente Reforma Electoral ahora está a consideración de alcaldesas y alcaldes, síndicas y síndicos, regidoras y regidores, para que se pronuncien con su voto en sus respectivas sesiones de Cabildo.
Ellas y ellos representan el orden de Gobierno que físicamente está más cerca de los desafíos cotidianos de la gente. Sus Palacios Municipales son, muchas veces, la primera puerta que se toca en busca de solución a las demandas ciudadanas.
Las y los ediles conocen bien el sentir del pueblo porque, después de todo, llegaron a sus Ayuntamientos haciendo campaña en un proceso democrático y porque, como dije, conviven con la gente todos los días.
No es de extrañar que la Reforma Electoral contara la semana pasada con el respaldo explícito de 62 actas de Cabildo, más las que se hayan acumulado en estos días –seguramente algunos ya sesionaron y su documentación está en camino, mientras yo escribo esta columna-, por lo que pronto alcanzaremos el número requerido de 107.
Así, la Reforma que no le gustó a un puñado de gente, será una Reforma que recoja el sentir de la mayoría del pueblo de Veracruz: quitarle dinero a los partidos políticos.
Mientras ese proceso avanza, sigámonos cuidando y cuidando a los demás en esta batalla contra la pandemia. Continuemos esforzándonos en mantener la sana distancia para que pronto podamos superar.