
Chicago, EE.UU – El pánico escenico que causo esta frase a todos los basquebolistas el pasado 18 de marzo de 1995 marcó un hito en la historia del baloncesto, ya que Michael Jordan, considerado por muchos el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, regresó oficialmente a la NBA tras un retiro de casi dos años. Este regreso a las duelas fue anunciado con un mensaje breve pero poderoso: «I’m back» («He vuelto»).
En 1993, Jordan había sorprendido al mundo al retirarse de la NBA tras ganar tres campeonatos consecutivos con los Chicago Bulls, a raíz de la muerte de su padre James Jordan, un suceso que lo dejó profundamente afectado. Tras su retiro, Jordan intentó incursionar en el béisbol, pero en marzo de 1995 tomó la decisión de regresar a las canchas de baloncesto.
El 18 de marzo, en un partido contra los Indiana Pacers, Jordan apareció en el campo vistiendo el número 23 de los Chicago Bulls, que ya se había retirado en su honor. Durante este partido, Jordan demostró que, a pesar de su tiempo fuera del juego, seguía siendo un jugador excepcional. Aunque los Bulls fueron derrotados por los Pacers 103-96, Jordan anotó 19 puntos, lo que dejó claro que su habilidad y talento seguían intactos.
Este regreso no solo revivió la emoción de los aficionados al baloncesto, sino que también marcó el inicio de una nueva era para los Chicago Bulls, quienes en los años siguientes, con Jordan al frente, conseguirían tres nuevos campeonatos, reafirmando su legado como una de las franquicias más exitosas en la historia de la NBA.
El regreso de Michael Jordan fue un evento que no solo cambió el curso de la NBA, sino que también consolidó aún más su estatus como una leyenda del deporte.