Agencias

– El Hospital General Regional (HGR), en Orizaba, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dio de alta a Maximiliano, después de casi tres meses de hospitalización en el servicio de neonatología, ya que enfrentó una doble lucha para sobrevivir: su nacimiento prematuro a las 32 semanas de gestación y tener prueba positiva a COVID-19.

Una de las neonatólogas encargadas de atenderlo desde el 18 de mayo, fecha en que Max nació, Alma García López, explicó que se trató de una situación compleja, porque por su condición de prematuro pesó sólo un kilo con 600 gramos, y por la dificultad respiratoria severa que presentó, se le proporcionó apoyo mediante ventilación mecánica.  

“Luego de que uno de sus progenitores fue positivo a COVID-19, y ante el daño pulmonar secundario a su condición de prematuridad que presentó el menor, le fue practicada la prueba como lo marca el protocolo de atención institucional, para la atención del recién nacido con resultado positivo; sin embargo, el equipo conformado por 10 especialistas, enfermeras y, en general, la jefatura de Departamento Clínico, redoblaron esfuerzos para contribuir a su recuperación”, destacó.

Explicó que se le suministraron varios esquemas de medicamentos y antibióticos, y además se tomaron todas las medidas de protección y aislamiento.

Valorar al pequeño Max con goggles, careta y Equipo de Protección Personal (EPP) constituyó un reto del que salieron avante; “la lucha de Max por sobrevivir fue inspiradora para hacer nuestro trabajo de la mejor manera”, compartió.

Miriam Sánchez López y Óscar Alor Ramos, padres de Max, y originarios de Cosamaloapan, agradecieron al IMSS y a su personal.

Miriam mencionó que presentó incompetencia ístmico cervical (condición en la que el cuello uterino está ligeramente abierto y existe el riesgo de pérdida), por lo que se mantuvo en control médico y vigilancia a cargo del personal del Hospital General de Zona (HGZ) No. 35, en Cosamaloapan.

Se le aplicó un cerclaje (sutura cervical) para disminuir el riesgo de aborto; y en la semana 32 de gestación inició el trabajo de parto, por lo que fue trasladada al HGR en Orizaba.

“Recibí apoyo total del personal del Seguro Social, Max nació el 18 de mayo y fue ingresado al servicio de neonatología, en donde los médicos nos daban información sobre su evolución diaria. Había días buenos y otros más difíciles para mi hijo, pero gracias a su férrea voluntad y a la ayuda de los doctores, quienes hicieron muy bien su trabajo, hoy tenemos a Max recuperado y en casa”, compartió Miriam.

Óscar, el padre, expresó: “visitarlo en el área de neonatos y verlo canalizado, con respiración asistida y recibiendo varios medicamentos, y todo lo que tenía que pasar mi niño, generó sentimientos nunca experimentados; sin embargo siempre mantuvimos la esperanza en su recuperación y depositamos la confianza en sus médicos”.

Una vez superada su condición, Maximiliano fue dado de alta y ya no necesita apoyo respiratorio, porque tiene una ventilación adecuado gracias al buen funcionamiento de sus pulmones; come por sí mismo del seno materno, y con un peso de dos kilos 300 gramos, lo que para sus padres y el resto de la familia, fue motivo de mucha felicidad.

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