María Elvira Santamaría Hernández
-Hay un viejo dicho que reza: el que paga manda y si se equivoca vuelve a mandar. Esto generalmente así es y en el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador se confirma en toda su dimensión. Durante la presente semana hemos sido testigos de cómo el mandatario, no solo enmienda sino que contradice tajantemente las afirmaciones de sus altos funcionarios.
Primero le tocó a Arturo Herrera, Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, quien el lunes pasado planteó en la Cámara de Diputados “revivir” la tenencia vehicular, así como fortalecer el cobro del predial con el fin de superar los bajos niveles de recaudación de estados y municipios.
El martes, en la conferencia de la mañana, AMLO rectificó “No hay impuestos nuevos. No es cierto, el impuesto de la tenencia no se restablecerá”…“eso quisieran nuestros adversarios, pero se van a quedar con las ganas”. Solo que no lo había dicho un adversario, sino su colaborador, por cierto, de los pocos integrantes de su gabinete ampliamente reconocidos por su capacidad y experiencia. Segundo: durante su comparecencia ante el Senado, el Secretario de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriú, declaró que en la cancelación del proyecto de construcción del NAIM no se encontraron hechos de corrupción.
Ayer miércoles, el presidente en su conferencia en el Palacio Nacional, dió tremenda desmentida al funcionario subrayando que “Sí hubo corrupción en la decisión de construir el aeropuerto de la Ciudad de México en el Lago de Texcoco” y enumeró cuatro especie de razones corruptas en las que se basó dicha obra. Zas, quedó chiflando en la loma su fiel secretario.
Estos dos episodios: el de la tenencia vehicular y el del cancelado nuevo aeropuerto de Texcoco, en los que López Obrador desdice a un subsecretario de Hacienda y a un Secretario de estado, evidencian descontrol en las visiones y soluciones de los hechos, pero también enfatizan, remarcan quien es el que manda en el gobierno federal por encima de consideraciones técnicas o financieras aun cuando vengan del propio equipo del presidente.
Y como el que paga manda y si se equivoca vuelve a mandar, no tendría que extrañarnos que más adelante, pese a los tajantes desmentidos del mandatario mexicano -y aunque no necesariamente sea por equivocación-, AMLO tenga que acceder a restablecer el cobro de la tenencia vehicular a nivel federal y en el caso del aeropuerto, se den contratos para Santa Lucía a empresas que estuvieron participando en la «corrupta» construcción del NAIM.
Fuente: Coatza Digital