Yamiri Rodríguez Madrid
– Bien dice un dicho que la culpa no la tiene el indio sino quien lo hace compadre y eso pasó al exentar al imberbe Sergio Hernández Hernández de todas las trancas políticas que se requieren para llegar a ser diputado y coordinador de una bancada. Su reciente e ilógica solicitud de expulsión de Enrique Cambranis Torres es una prueba de su inmadurez y tamaño político.
Aunque éste es su segundo periodo como diputado local del Partido Acción Nacional (PAN) su trabajo no ha destacado en lo absoluto, más allá de su apodo de Hulk, de sus pasos para bailar salsa y cuando en la anterior legislatura, Cinthya Lobato Calderón lo señaló de supuestamente quedarse con la lana que les correspondía a todos los integrantes de la bancada para gestión.
Vaya, ni en su faceta como restaurantero la ha pegado y, aun así, ilusamente, cree que puede ser candidato a la Presidencia Municipal de Xalapa, sin mérito alguno por la capital, aunque ahora intente ponerse las pilas al cuarto para las cuatro. Su problema no es solo que en las colonias no sepan quién es él, sino que gustoso lo esperará el fuego amigo para tatemarlo y sí que tienen por dónde entrarle.
Querer expulsar a un panista que tiene muchos más años de militancia que él y trayectoria política le significó el darse, él solito, un balazo en el pie. Sus compañeros de partido lo han dejado abandonado en su decisión, pues si lo hizo por querer quedar bien con Miguel Ángel Yunes Linares y su grupo, su cálculo fue erróneo. Hoy, no solo es el apestado entre los panistas de verdad, sino que ya comprobaron que políticamente no le da para más, por lo que así, con la misma velocidad con que inició su carrera política, después de la diputación local difícil se ve que pueda hacer algo más.
¡Ni hablar Don Sergio el bailador!
Fuente: Coatza Digital