Ana Cristina Ramos

-México.- En el Congreso avanzan dos proyectos que buscan detener a apropiación de los elementos culturales de los pueblos originarios de México, impulsados principalmente por la senadora Susana Harp. Las propuestas, sin embargo, han sido cuestionadas por integrantes de algunas comunidades que piden que se les consulte

“Estamos hablando de una ley completamente nueva, que va a tener dientes”, dice Susana Harp en entrevista, “para salvaguardar los elementos de las comunidades indígenas como la poesía, su música, la danza, sus textiles, la cocina y todos estos elementos que conforman parte de su cultura de la apropiación cultural”.

Susana Harp se refiere a la iniciativa de la “Ley general de salvaguardia de los elementos de la cultura e identidad de los pueblos y comunidades indígenas, afromexicanas y equiparables”, que la legisladora impulsa y que tomó relevancia a partir de la polémica con la diseñadora Carolina Herrera por apropiarse de elementos culturales de pueblos originarios de México en su reciente colección.

De forma paralela, se busca la derogación del artículo 159 de la Ley de derechos de autor, que permite la libre utilización obras de arte popular o artesanal.

La propuesta de ley, explica Harp, busca que los custodios originales de este conocimiento, que son las comunidades, tengan el derecho a decidir si las obras de arte popular y artesanal que ellos utilizan en su cultura se reproducen y quién los reproduce.

Quienes quieran hacer uso comercial o industrial de las manifestaciones culturales deberán obtener una licencia expedida con el consentimiento previo del pueblo o la comunidad titular, celebrar un contrato de licencia de uso que incluya los términos de la remuneración o el esquema de distribución de beneficios.

La ley busca proteger los derechos colectivos de los pueblos a partir de realizar listas con los elementos culturales de cada comunidad que sean resguardados por los municipios y por los estados.

El plan es que estos derechos, a diferencia de aquellos que se registran frente al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, no tengan 50 o 20 años de reconocimiento y después prescriban: “porque esto sólo generaría un ambiente de competencia entre las comunidades, ya que los estilos entre pueblos son muy similares; algunos tienen los colores más claros, otros incluyen bordados con flores; por lo que la idea es protegerlos con un derecho que no caduque”.

Fuente: Pie de Página

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