Osvaldo Antonio Sotelo

-Coatzacoalcos, Ver. – Un gallo sale debajo de las láminas que quedaron retorcidas en lo que por más de 40 años fue la casa de Catalina Soriano Reyes.

Seis años atrás todo era tranquilidad en esa humilde vivienda ubicada en la calle Miguel Negrete, en la colonia Playa de Oro de Coatzacoalcos, solo que llegó el día en que empezaron a aparecer nuevos dueños, entre ellos Guillermo Olvera, ex titular de Patrimonio del Estado, y Miguel Martínez Uribe, quien también es ex funcionario del Ayuntamiento de Coatzacoalcos.

Para conseguir los documentos que los acreditaban como propietarios de este patrimonio, los ex funcionarios municipales habrían recibido la ayuda del entonces titular de la Notaria Pública número 19, Enrique Aguilar Urcelay, quien años más tarde fue señalado de casos de corrupción.

La noticia tomó por sorpresa a Catalina y su familia, ya que fue una de las fundadoras de ese territorio, cuando aún no había casas y estaba lleno de montañas de arena.

De esa manera se inició la batalla legal por la defensa de este patrimonio, en el que ahora buscan edificar una tienda Oxxo.

En este año, habían intentado en dos ocasiones desalojar a Catalina, quien se gana la vida lavando ropa y recogiendo chatarra.

Sus vecinos lo impidieron y no dejaron que se cumplimentara la orden que había girado el Juzgado Segundo de Primera Instancia.

Este miércoles, Catalina y su hijo César, en lugar de despertarse con el sonido de la alarma del celular, se levantaron prácticamente con golpes.

Eran las siete de la mañana cuando llegaron los policías, a ella la sacaron a la fuerza de su casa y la subieron a una patrulla.

El terreno fue invadido por una maquinaria que en pocos minutos derribo las paredes y el techo.

La calle había sido rodeada por grupos antimotines de la Policía Estatal, impidiéndole el acceso a una hija de Catalina.

Todo paso tan rápido que no les dio tiempo a los vecinos de defender por tercera ocasión a su vecina.

Casi dos horas después, cuando se retiraban los elementos policiacos, la multitud enardecida se pone de frente a la patrulla en donde se llevaban a Catalina, para que ella quede libre.

Entre una lluvia de piedras, es como se retiran las unidades de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) de la colonia Playa Oro.

 “Fue el peor día de mi vida”, son las palabras que salen de esta desconsolada mujer, quien se encuentra sin fuerzas.

Lo único que no pudieron derribar, es la unidad que existe entre los vecinos de esa colonia, quienes se encargarán de reconstruir la casa de Catalina.

Fuente: Coatza Digital

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