Román Culebro Martínez

– Recientemente se cumplió un año del arrollador y contundente triunfo electoral del presidente López Obrador: ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de su gobierno en materia económica?

Aunque todavía es muy pronto para juzgar el desempeño económico del nuevo gobierno podemos apuntar las cosas más relevantes que han sucedido –desde nuestro punto de vista- en la economía en lo que va del sexenio.

Entre lo positivo podemos mencionar una inflación que, aunque se encuentra ligeramente arriba del objetivo de Banco de México, mantiene una tendencia a la baja (mención aparte la tiene la inflación que los economistas llaman «subyacente» y que descuenta el precio de los productos volátiles. Esa inflación se mantiene dentro del rango esperado por BANXICO).

Igualmente tenemos una moneda mexicana que se mantiene fuerte frente al dólar (aunque es bueno recordar que tenemos desde los años 90´s un régimen cambiario flexible, por lo que, en sentido estricto, el valor del tipo de cambio no debe directamente al gobierno, sino que es determinado por la oferta y la demanda, lo cual significa que cualquier factor que afecta a la oferta y demanda de dólares afectará al tipo de cambio).

Igualmente, destacable es el incremento al salario mínimo que se dio al inicio del sexenio, el cual contribuyó a la recuperación (aún marginal) del poder de compra.

También, dentro de las cosas positivas, ha sido el combate frontal al “huachicol” (que de acuerdo a cifras oficiales significó un ahorro de 12 mil millones de pesos) y a la corrupción en general (¡la cual de acuerdo a la OCDE representa el 10% del PIB!), así como el incremento de la inversión extranjera directa, la cual aumentó en casi 7% en el primer trimestre de este año comparado con el mismo periodo de 2018.

Positivo también ha sido la postura del gobierno mexicano en favor del libre comercio y en contra del proteccionismo (se ratificó el Tratado de Libre Comercio con EUA y Canadá –el TMEC- y se consiguió frenar una escalada proteccionista del gobierno norteamericano que podría haber desembocado en una guerra comercial).

Pero, si hablamos de cosas positivas, la que, desde nuestro punto de vista, destaca más es el buen manejo y desempeño de las finanzas públicas. Al contrario de lo que algunos detractores pronosticaban que si ganaba AMLO seríamos como Venezuela (país con un déficit público cercano al 20% de su PIB y una inflación de más de un millón por ciento), lo cierto es que ha sido todo lo contrario: la Secretaría de Hacienda ha mantenido una disciplina fiscal que ha permitido tener un superávit fiscal primario del 0.9% del PIB (en línea con el objetivo de alcanzar un superávit del 1% al final del año) y las acciones de austeridad del gasto público no han sido hasta ahora demagógicas sino reales.

Sin embargo, a la par de cosas positivas, también, desde nuestro punto de vista han ocurrido cosas negativas que han repercutido en nuestra economía: la cancelación del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAIM), obra que contaba ya con un avance del 30% y que ocasionó un esfuerzo adicional de la Secretaría de Hacienda para desarrollar una estrategia de recompra de los bonos de los inversionistas afectados (sin mencionar el periodo de incertidumbre y desconfianza que generó); la baja de calificación crediticia de PEMEX que significó perder su grado de inversión (impulsada por la grave situación que arrastra la empresa, cuyos pasivos superan los 170 mil millones de dólares – por arriba de gigantes energéticos como Shell o Petrobras – y cuya viabilidad financiera de largo plazo no está clara –los apoyos extraordinarios de Hacienda no pueden sostenerse en el tiempo y priorizar el establecimiento de una nueva refinería en lugar de inyectar los recursos a fortalecer la capacidad de exploración y producción no parecen ayudar a mejorar la perspectiva financiera de largo plazo de la empresa-).
Otro punto que consideramos negativo ha sido la baja creación de empleo que se ha dado a la fecha. Con cifras oficiales por el IMSS, entre enero y mayo de 2019 se han creado poco más de 300 mil empleos nuevos formales (la cifra más baja en los últimos cinco años).

Igualmente, es preocupante el aumento en la percepción de inseguridad (altos niveles de inseguridad inhiben la inversión y el empleo) y, desde nuestro punto de vista, la llamada Guardia Nacional no resolverá dicho problema sino probablemente lo agravará (el empleo de fuerzas militares, llámese como se llame –Gendarmería, Guardia Nacional, etc.-para combatir el crimen del narcotráfico solo vuelve más rentable el negocio e incentiva a que instituciones como el Ejército y la Marina puedan ser corrompidas)

No obstante, lo que, a nuestro juicio, es el mayor foco rojo es el bajo crecimiento de la economía. De acuerdo a cifras oficiales en el primer trimestre de 2019 el PIB tuvo una contracción de 0.2% y las perspectivas de crecimiento económico al finalizar el año van 1.2% a 0.9% (¡Un crecimiento de esa magnitud implicaría un estancamiento en el nivel de vida de los mexicanos para este año!).

A un año del triunfo del presidente López Obrador, el desempeño en materia económica probablemente no sea tan bueno como dicen sus partidarios ni tan malo como argumentan sus detractores; sin embargo, desde nuestro punto de vista, el saldo es positivo debido especialmente al buen manejo de las finanzas públicas (pieza clave y columna vertebral del desempeño económico de cualquier gobierno).

Sin embargo, es conveniente que el gobierno (en particular el Presidente AMLO) se dé cuenta que las metas económicas del sexenio no se lograrán solamente dejándole a la Secretaría de Hacienda la chamba de mantener la disciplina fiscal, redistribuir el presupuesto y conseguir recursos, sino también generando confianza y certidumbre a los agentes económicos.

Es importante que el Presidente, antes de hacer alguna declaración sobre un asunto económico, consulte y escuche más a sus asesores sobre todas sus posibles consecuencias. Las expectativas son muy importantes en economía y declaraciones infortunadas recurrentes pueden alimentar incertidumbre y desconfianza que terminen frenando la inversión, la creación de empleos y el anhelado crecimiento económico que permita elevar el nivel de vida de todos los mexicanos.

Fuente: Coatza Digital

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