Washington, E.U. — Por primera vez en más de dos décadas, México superó el año pasado a China como la principal fuente de importaciones de Estados Unidos.
El cambio refleja las crecientes tensiones entre Washington y Beijing, así como los esfuerzos de Estados Unidos para importar de países más amigables y cercanos.
Como una alternativa al traslado de su producción a China, algo que las empresas estadounidenses han hecho durante mucho tiempo, el gobierno de Biden ha instado a las empresas a buscar proveedores en países aliados o a volver a fabricar en Estados Unidos. Las perturbaciones en las cadenas de suministro relacionadas con la pandemia de covid-19 también hicieron que las empresas estadounidenses buscaran suministros más cerca de Estados Unidos.
México ha sido uno de los beneficiarios del alejamiento de Estados Unidos con respecto a las fábricas chinas. Pero el panorama es más complicado de lo que parece. Algunos fabricantes chinos han establecido fábricas en México para aprovechar los beneficios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, que permite el comercio libre de impuestos de muchos productos en América del Norte.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo esta semana que el estatus comercial le da a su país nuevas ventajas, y asegura que le sería difícil a Estados Unidos cerrar su frontera compartida para contener la inmigración, tal como se insinuó durante las negociaciones de una iniciativa en materia fronteriza en el Senado de Estados Unidos.
«‘No optar por construir muros ni cerrar fronteras’, porque en la negociación que están haciendo están planteando cerrar fronteras», declaró. «¿Ustedes creen que eso lo aprueben los estadounidenses y los mexicanos, pero sobre todo lo van a aprobar los estadounidenses? Las empresas no aguantan… quizá un día sí, pero una semana, no».
Algunas industrias, en particular las fabricantes automotrices, han instalado plantas en ambos lados de la frontera que dependen unas de otras para el suministro constante de partes.
Derek Scissors, especialista en China del American Enterprise Institute, señaló que las mayores caídas de importaciones chinas fueron las computadoras, los aparatos electrónicos, las sustancias químicas y los productos farmacéuticos, todas ellas categorías políticamente delicadas.
«No creo que Estados Unidos se sienta cómodo con un rebote en esas áreas en 2024 y 2025», dijo Scissors, y predijo que el cambio de China a México respecto a las importaciones a Estados Unidos probablemente «no sea cosa de un año».
Scissors insinuó que la disminución de la dependencia de Estados Unidos en los productos chinos refleja parcialmente la desconfianza a las políticas económicas de Beijing bajo el mando del presidente Xi Jinping. Los confinamientos draconianos implementados por Xi a causa del COVID-19 paralizaron amplios sectores de la economía china en 2022, y sus funcionarios han allanado compañías extranjeras en aparentes investigaciones de contraespionaje.
«Creo que las empresas estadounidenses han decidido tardíamente que Xi Jinping no es confiable», comentó.
En términos generales, el déficit comercial estadounidense; es decir, la diferencia entre lo que Estados Unidos vende y compra en el exterior, se redujo 10% el año pasado y llegó a 1,06 billones de dólares.
Fuente: Proceso