Coatzacoalcos, 25 de junio de 2025.- Comunidades indígenas costeras y ribereñas de los municipios de Pajapan, Tatahuicapan y Mecayapan interpusieron este 24 de junio un amparo colectivo en contra del gasoducto submarino “La Puerta del Sureste”, impulsado principalmente por la empresa canadiense TC Energy y con participación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El recurso legal fue presentado por representantes de 15 comunidades organizadas en el Movimiento Regional Indígena en Defensa y Respeto por la Vida. Las comunidades denuncian que la instalación del gasoducto en el lecho marino de la laguna del Ostión se realizó sin consulta previa, libre e informada, en violación a sus derechos como pueblos indígenas nahuas y nuntajuy’i.

Según los pobladores, las primeras afectaciones ambientales se evidenciaron durante pruebas técnicas realizadas en 2024, con la aparición de peces, tortugas y aves muertas en la zona. La comunidad señala que esto representa un riesgo directo a su modo de vida, basado en la pesca, el turismo y el consumo local de productos del mar.

La marcha del 15 de febrero, que partió de San Juan Volador hacia Playa Linda, fue el primer acto público de protesta, donde las comunidades reafirmaron su rechazo al megaproyecto. Posteriormente, se convocaron asambleas comunitarias que respaldaron la decisión de interponer el amparo como vía legal de defensa.

Las comunidades cuentan con el respaldo de diversas organizaciones nacionales e internacionales, entre ellas: el Centro de Derechos Humanos de los Pueblos del Sur de Veracruz «Bety Cariño», Colectivo Altepee, Greenpeace México, CEMDA, APETAC, Conexiones Climáticas, TerraVida, UCIZONI, Earthworks y la Alianza Mexicana contra el Fracking. Estas agrupaciones también articulan esfuerzos con movimientos similares, como el “Ballena o Gas” en el noroeste de México y el pueblo Wet’suwet’en en Canadá, que también se oponen a proyectos gasíferos de la misma empresa.

Los inconformes advierten sobre los peligros ambientales y sociales que representa este tipo de infraestructura energética. Señalan que, además de las afectaciones locales por vibraciones submarinas y riesgo de fugas o explosiones, el gasoducto estaría destinado a alimentar el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que prevén traerá más contaminación, escasez de agua y enfermedades a sus territorios. Asimismo, critican que su operación contribuirá al cambio climático global por el uso continuado de combustibles fósiles.

“El gasoducto no representa desarrollo para nuestras comunidades, sino riesgo, despojo y destrucción”, señalaron en su pronunciamiento conjunto. Exigen la cancelación del proyecto y la búsqueda de alternativas energéticas sostenibles lideradas por los pueblos.

“¡No a los gasoductos en nuestros territorios! ¡Por un México sin fósiles!”, concluye el comunicado emitido por el movimiento.

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