Román Culebro Martínez

– Recientemente se ha manifestado en las redes sociales el hashtag #CoatzaQuiereCarnaval, compartido por quienes desean que Coatzacoalcos vuelva a tener una fiesta carnestolenda (recordemos que fue en 2017 el último año donde se realizó tal evento en la ciudad).

El gobierno municipal ha comunicado que, por razones de austeridad en las finanzas públicas, no habrá recursos para el carnaval y que se ha optado por apoyar la Expo-Feria. ¿Coatzacoalcos debería tener nuevamente una fiesta carnestolenda? ¿Debería el gobierno municipal hacer uso de sus recursos para financiarla?

Desde el punto de vista económico las decisiones no se toman “todo o nada”, sino cuando el beneficio esperado es mayor al costo. Una fiesta de una localidad o región (llámese carnaval, festival, etc.) da tiene beneficios.

Una parte son materiales y monetarios (la reactivación de la economía local y del turismo), pero también existen beneficios no monetarios, como son el esparcimiento de las personas y la preservación o incremento de las actividades culturales (las cuales permiten mantener lo que los economistas llaman “capital social”).

Tanta es la importancia que se le ha dado a las Festividades de una localidad como fuente de crecimiento o desarrollo económico, social, artístico y cultural, que los economistas han acuñado el término “economía naranja” para hacer estimaciones de su valor económico.

Sin embargo, la celebración de un carnaval (y en general de cualquier fiesta de una localidad) también conlleva costos monetarios y no monetarios. Los primeros evidentemente tienen que ver con el desembolso de recursos para su organización y los segundos tienen que ver con el posible aumento de accidentes y/o delitos por el consumo de alcohol y con los usos alternativos que se le podrían haber dado a los recursos empleados para el carnaval (por ejemplo, el dinero usado para el carnaval se podría haber destinado para pavimentar calles o mejorar el alumbrado público).

De esta forma, la realización o no del carnaval debe partir de un estudio costos/beneficios que involucre al gobierno municipal y el sector empresarial (principalmente comercio y turismo). Esto es importante porque los costos y beneficios del carnaval son tanto privados como públicos (un carnaval que depende principalmente del financiamiento del gobierno no tiene viabilidad económica en el largo plazo).

El estudio, que bien podría ser realizado por académicos de alguna Universidad local o regional (existe excelente capital humano en la mayoría de ellas), debería partir de estimar el impacto económico del carnaval. Indicadores como el número de visitantes al carnaval, el gasto promedio por visitante, el número de empleos temporales, el ingreso generado a la localidad, etc., podrían ser obtenidos mediante encuestas y/o registros públicos y privados.

La viabilidad en el largo plazo del carnaval también dependerá del mecanismo de incentivos que se generen para todos los involucrados (empresas, autoridades, promotores, gobiernos, etc.) En la siguiente imagen se pueden identificar algunos de ellos:

La discusión que se ha generado en redes sociales sobre si debe regresar el carnaval a Coatza, puede ser una gran oportunidad para que se construya una alianza gobierno-sector privado que desemboque en una Política de Festividades en Coatzacoalcos (carnaval, expo feria, festivales culturales o turísticos), las cuales estarían planeadas e integradas de manera inteligente por medio de un estudio de impacto económico.

Una política de festividades planeadas no solamente podría ayudar al desarrollo económico de la localidad y la región, sino que contribuiría a disminuir la volatilidad y la estacionalidad de la actividad económica de Coatzacoalcos tan dependiente de la industria petrolera.

@Roman_CM

#TuEconomistaDeConfianza

Fuente: Coatza Digital

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