Roberto Garduño y Fabiola Martínez

 

–  Ciudad de México. La carta compromiso que dio a conocer la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez, en la mañanera del jueves pasado “no es obligatoria. Si van los niños a la escuela y no llevan la carta, no le hace. Es que aquí todavía debemos enfrentar esta concepción burocrática, autoritaria, que se heredó del periodo neoliberal”, aclaró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

¿Ustedes creen que yo tuve que ver con la carta? ¡Pues no!, fue una decisión abajo. Si me hubieran consultado habría dicho: no, somos libres, prohibido prohibir, pero aún tenemos que terminar de limpiar el gobierno de corrupción, ineficiencias y demoras”, lamentó.

 

–Específicamente, ¿de quién fue la propuesta de esta carta? –se le preguntó.

 

–No sé, pero lo digo aquí, porque siempre digo lo que pienso y porque todo esto va ayudando a avanzar en la simplificación, en que se tenga más confianza al ciudadano y no haya tantos trámites, trabas –respondió.

 

En su exposición abundaron los argumentos en favor del regreso a los salones de clase y reiteró que nadie será afectado en su capacidad de decisión: “que nadie se preocupe; es voluntario. ¿No quieren llevar a los niños, a las niñas, a la escuela? No se llevan y no hay ningún problema, seguirá habiendo clases por televisión, por Internet, como si fueran clases presenciales, pero no es lo mismo, eso hay que tenerlo muy claro”.

 

El mandatario respondió a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE): se dialoga con todos –dijo–, y con la CNTE lo hace Delfina Gómez. “Se está abierto a escuchar a todos. Y repito: no es obligatorio, es voluntario. Si hay maestros que no quieren dar clases porque tienen preocupaciones, pues no hay problema. Sostenemos que si estamos en favor de la educación y nos importa, debemos demostrarlo con hechos, porque si no, todo el discurso se vuelve demagogia.

 

“Imagínense un maestro que no cumple con su responsabilidad, ¿cómo va a decir que la educación nos hace libres, que era lo que planteaban el presidente Juárez y los pedagogos más avanzados y progresistas? La educación, decía (Paulo) Freire, como práctica de la libertad.”

 

Así, consideró normal las resistencias: “hay también rechazo a la decisión de regresar a clases. En algunos casos, o muchos, tienen preocupación legítima de que los niños se contagien, y otros, pues se dejan llevar –la verdad– por toda la campaña, que no es contra el regreso a clases, sino contra nosotros, es político.

 

“Es muy importante el retorno a las aulas, las clases presenciales, el que se vuelvan a encontrar los niños en las escuelas. Es una terapia importantísima, socializar experiencias, volver a ver a las amiguitas, los amiguitos, dejar el encierro, dejar de estar sometidos al Nintendo, porque sí afecta.”

 

Así, el Presidente se declaró contrario a la segregación, como ocurriría con los niños obesos que consumen cientos de calorías en los productos chatarra: “soy partidario de que todos asistan, todos los que puedan y quieran. No podemos caer en esa discriminación”.

 

Y llamó a los padres a responsabilizarse con la alimentación de sus hijos. Recordó que “en Chiapas no son cervecerías, son refresquerías. En Los Altos son mesas para tomar refrescos, y el consumo es altísimo. Entonces, hay que resolver eso”.

 

Fuente: La Jornada 

 

 

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