-Agua Dulce, Ver.- El próximo 31 de marzo la pequeña Amaya cumplirá cinco años, su padre Ricardo Benito de la Peña León tiene casi tres años luchando por poder convivir con ella, mientras que la madre se resiste a acudir a las audiencias de los tres juicios abiertos, para que la autoridad determine la custodia y los tiempos de convivencia.

El 2016 significó ha sido el peor año en la vida de Ricardo, cuando este hombre originario de Las Choapas y casado con Areli, de Agua Dulce, descubrió las deudas que acumulaba su pareja, pues el dinero que le proporcionaba para los gastos como renta, luz y otros servicios, ella los despilfarró sin explicación alguna, lo que originó la separación de la pareja.

Cuando Areli tramitó el divorcio ambas partes estuvieron de acuerdo en que el padre vería a la niña cada dos fines de semana, en horarios de nueve de la mañana a seis de la tarde los sábados y domingos, sin embargo al poco tiempo de que signaron el divorcio, la mujer comenzó a ocultar a la menor con diversos pretextos, cambiando de dirección y desapareciendo para impedir la convivencia con el padre.

Fue hasta enero del año pasado cuando nuevamente localizaron a la madre en una nueva dirección, permitiendo la convivencia supervisada por personal del Juzgado Municipal, sin embargo al notar el apego que comenzaba a mostrar la niña con su padre, la mujer nuevamente dejó de llevarla a las citas.

IRREGULARIDADES

Ricardo Benito de la Peña León mantiene cuatro procesos abiertos en contra de su ex esposa, el juicio de divorcio en el Juzgado Décimo de Coatzacoalcos, el juicio de convivencia en el Juzgado Octavo de lo familiar y el juicio de Guardia y Custodia en el Juzgado Décimo Sexto, además de una denuncia por retención de menores en la Fiscalía General del Estado, pues la mujer desapareció sin dejar rastro por varios meses sin notificarse en los expedientes señalados, a excepción del juicio de divorcio.

Aunque se pudiera pensar que las autoridades no favorecen a Ricardo por su condición de hombre, al haber predisposición de apoyar a la madre para mantener la custodia de la niña, el agraviado considera que se trata más de corrupción y burocratismo.

“Cada visita a los juzgados en Coatzacoalcos significa gastar entre 1500 a 3 mil pesos, 200 para acceder al expediente, otros 200 para las copias, 300 para las notificaciones, todo tiene un precio y además hay muchas trabas, mucho burocratismo”, explica el desesperado padre.

TRÁFICO DE INFLUENCIAS

Incluso señala que la abogada de su ex esposa está incurriendo en tráfico de influencias, pues tiene una hermana laborando en el Juzgado Sexto y es quien ‘desde adentro mueve todo’ a favor de los clientes de la abogada radicada en Agua Dulce, situación que también el agraviado solicita investigar.

Gastando ‘el dinero que no tiene’, Ricardo ya interpuso un amparo en contra de las acciones de las distintas jueces de los mencionados juzgados, evidenciando que no han cumplido con su labor de dictar sentencia a su favor, a pesar de contar con todas las pruebas necesarias.

Ricardo asegura que “nunca he tenido la intención de sustraer a la niña, solo quiero convivir con ella de manera normal, que crezca sabiendo que tiene un padre que la ama y que lucha por ella cada día, le imploro a las autoridades que solamente hagan su trabajo, que impartan justicia”, finalizó. 
 
Fuente: Distrito Digital
 

 

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