María Elvira Santamaría

-Mientras aterrizan los planes presidenciales, mientras llegan a todos los beneficiarios los apoyos anunciados por el gobierno federal,  mientras ya quedó desechado -obvio-, el programa de las zonas especiales con incentivos fiscales que abarcaría entre otras ciudades a Coatzacoalcos (era un programa que anunció con bombo y platillo Enrique Peña Nieto y que por cierto nunca pasó de ser un proyecto con bonitas gráficas). Mientras, decíamos, un día sí y otro también suceden asesinatos y extorsiones, cierres de negocios y desempleo, el sur de Veracruz sobrevive de a poco, su gente batallando, esperanzada, con lo que le queda de confianza puesta en que finalmente se recuperará la economía y la tranquilidad de sus poblaciones.

– [ ] Pero ¿cómo podrá darse esa recomposición de la vida cotidiana en Minatitlan, en Cosoleacaque, en Coatzacoalcos, en Nanchital, en Moloacán, en Ixhuatlán del Sureste, en Agua Dulce, Las Choapas?

– [ ] Es la pregunta para la que parecen no tener respuesta nuestras autoridades. Están francamente confundidas, congeladas, asustadas ante sus propias limitaciones para hacer frente a la problemática de la región.

Se les cierra el mundo materialmente, y al igual que sus gobernados, únicamente tienen como salida, como luz al final del túnel, la visita del Presidente de las República anunciada precisamente para mañana viernes a Minatitlán.

Lo que no acaban de comprender nuestras autoridades es que la lucha por recuperarnos económica y emocionalmente de estos horribles años de inseguridad, no dependen de una sola persona, ni siquiera de un pelotón de militares ahora bajo las insignias de la Guardia Nacional.

 Los alcaldes tienen que tomar las riendas de sus municipios con valor y vigor, con entusiasmo, alentando a sus conciudadanos a tomar la misma actitud. Tienen que dar vida a sus plazas y espacios comunes, tienen que demostrar su confianza en la policía, tratarla con dignidad y hacerla partícipe del compromiso con la gente.

No basta el fuerte liderazgo de Andrés López Obrador si no es secundado por el resto de los hombres y mujeres que adquirieron responsabilidades como él, a través del voto ciudadano.

Mañana estará López Obrador en la región sur veracruzana. Ojalá traiga consigo no sólo una buena estrategia para garantizar la ansiada seguridad, que venga con él un gobernador con temple, con empuje, con carácter capaz de transmitir a sus gobernados fé en su grandeza, alejado de pleitos de esquina con el Fiscal General o de choques con periodistas. Porque, más allá de que sea «un buen hombre de noble entraña» como lo calificó AMLO, necesitamos en Veracruz, un verdadero gobernador.

Fuente: Coatza Digital

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