Agencias

– Amigos estamos teniendo una semana de incertidumbre nada conveniente.
 
Y si hay algo que dañe la economía de un país es la zozobra, la inseguridad en el futuro.
 
Y no me estoy refiriendo a la inseguridad pública, que de eso llevamos ya varios años empeorando.
 
Me refiero a nuevos motivos de intranquilidad que tienen que ver con el cambio de gobierno federal.
 
Hoy, sin ir más lejos, inicia la consulta ciudadana a la que ha convocado el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, para justificar su intención de cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto sobre el exlago de Texcoco y sustituirlo por la construcción de dos pistas en el aeropuerto de Santa Lucia, que hasta ahora funciona como base aérea del Ejército mexicano.
 
Este jueves comienza la consulta y concluirá el próximo domingo 28, tras lo cual se dará a conocer lo presuntamente decidido. Mientras tanto las percepciones en los mercados y entre los inversionistas van desde la confianza entre los menos, hasta la absoluta desconfianza entre los más.
 
Estamos entonces en un desgastante período de incertidumbre antes de saber dónde se hará el nuevo aeropuerto, al que millones de mexicanos nunca irán, pero cuya construcción repercutirá en su economía aunque no lo crean, ni lo parezca.
 
También vivimos la duda sobre lo que pasará con las caravanas de centroamericanos que están cruzando el país.
 
México está debatiéndose entre dos consideraciones sumamente delicadas: respetar a los emigrantes dejándolos seguir atravesando nuestro territorio o hacer respetar las leyes sobre migración y frenar su propósito de continuar hasta llegar a la frontera con los Estados Unidos.
 
 La advertencia que les ha hecho el presidente Enrique Peña Nieto a los que no obtengan las visas de tránsito para pasar por México es comprensible.
 
Un presidente no puede, no debe avalar la ilegalidad y el no respeto de las leyes de su país.
 
Pero para hacerlas valer no imaginamos que vaya a lanzar la fuerza militar contra los miles de hombres, mujeres y niños desarmados que van en la marcha, muy probablemente sí, alentados por oscuros personajes a los que les mueven mezquinos propósitos, pero que, no dudemos, huyen del hambre y de la inseguridad en sus países de origen y en su mayoría aspiran a una oportunidad para trabajar, para estudiar y vivir mejor.
 
En conclusión, señores, señoras, arranquemos este jueves dispuestos a respirar hondo y a rogar porque se tomen las decisiones más atinadas, tanto en el caso del aeropuerto como en el del paso de los migrantes.
 
Creo personalmente que Andrés López Obrador ha evidenciado que él quiere la opción de Santa Lucía así que no nos extrañe que ese sea el resultado de su consulta.
 
 Y también creo, por otro lado, que Enrique Peña Nieto, no quiere agregar a sus malas notas, la de cerrar su sexenio con represión violenta a los migrantes. Pronto lo sabremos. Hasta Pronto.
 
Fuente: Coatza Digital 

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