Rafa de Miguel
– Balmoral, Escocia.- “Después de un examen médico realizado esta mañana, los médicos de la Reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica”. Con esta escueta nota, el Palacio de Buckingham ha desatado la alarma en el Reino Unido este jueves.
Isabel II (96 años) permanece en el castillo de Balmoral, su residencia de verano, y se mostró en público el pasado martes, cuando recibió a la nueva primera ministra, Liz Truss, para encargarle la formación de un Gobierno. Desde entonces, sin embargo, se ha sabido que la monarca ha cancelado su reunión semanal con el Consejo Privado, el grupo de notables con el que discute cada semana —normalmente, por videoconferencia— asuntos de Estado. Estaba previsto que tomara juramento a los nuevos ministros que debían incorporarse a ese consejo.
Desde hace varios meses, la Casa Real británica ha informado puntualmente de los “problemas de movilidad” que sufre Isabel II, que han obligado a reducir su agenda y cancelar varios actos públicos. Por primera vez en setenta años de reinado, la reina recibió en Balmoral, y no en el Palacio de Buckingham, en Londres, a la nueva primera ministra.
La nota del Palacio de Buckingham ha añadido que “la reina permanece cómoda (confortable, ha sido el término inglés empleado) en Balmoral”, pero las reacciones surgidas de inmediato, comenzando por la de la nueva primera ministra, han incrementado la preocupación.
Truss estaba este jueves en la Cámara de los Comunes. Presentaba su primera medida urgente de Gobierno, un plan contra la crisis energética. Nadhim Zahawi, su nuevo ministro de la Oficina del Gabinete, se sentaba al lado de ella tras su intervención y le pasaba una nota. Los rostros de ambos expresaban que algo grave sucedía. “Todo el país está profundamente preocupado por las noticias surgidas este mediodía desde el Palacio de Buckingham. Mis pensamientos, y los pensamientos de todos los ciudadanos a lo largo de nuestro Reino Unido, están con Su Majestad La Reina y con su familia en estos momentos”, ha escrito Truss en su cuenta oficial de Twitter minutos después.
Carlos de Inglaterra, el heredero del trono, ha sido el primero en llegar a Balmoral, igual que su esposa, Camilla Parker-Bowles. Su hijo Guillermo, el duque de Cambridge, aterrizaba a primera hora de la tarde en el aeropuerto de Aberdeen y viajaba hacia la residencia, al igual que el resto de hijos de la reina, Andrés y Eduardo. Junto a princesa Ana ya estaba también en la residencia de Escocia, todos acompañan ya la reina. El príncipe de Gales ha aumentado durante este verano la regularidad de las visitas a su madre, lo que ya despertó cierto recelo en la prensa británica.
El príncipe Enrique, que reside en Estados Unidos, se encontraba estos días en el Reino Unido junto a su esposa, Meghan Markle, para participar en actos programados con antelación. Ha decidido desplazarse también a Balmoral, por su cuenta, según ha confirmado un portavoz de la pareja. La duquesa de Sussex permanecerá en Londres.
La BBC ha interrumpido su programación habitual, para comenzar una cobertura especial en la que sigue minuto a minuto las noticias procedentes de Balmoral.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby —la figura más relevante de la Iglesia anglicana de Inglaterra después de Isabel II, que es la cabeza principal— ha utilizado también Twitter para expresar su apoyo: “Mis oraciones, y las oraciones de todas las personas de la Iglesia de Inglaterra y de la nación, están hoy con Su Majestad La Reina. Que la presencia de Dios fortalezca y conforte a Su Majestad, a su familia y a todos los que cuidan de ella en Balmoral”, ha escrito Welby.
Las principales figuras políticas del Reino Unido se han apresurado a expresar públicamente su preocupación y apoyo a Isabel II, que permanece como la figura más popular y querida del país. “Mis pensamientos están con Su Majestad La Reina y con su familia en estos momentos, y me uno a todos los ciudadanos del Reino Unido en confiar en su recuperación”, ha escrito el líder de la oposición laborista, Keir Starmer.
Fuente: El País
