Coatzacoalcos.- Ayer domingo, haciendo las compras de fin de semana, se presentó una emergencia en donde una mujer, en aparente estado alcohólico, solicitaba ayuda para su acompañante, un varón adulto que se encontraba tirado en la maleza de un camellón en el centro de Coatzacoalcos, al cual le pedía sumamente alterada que ‘no se durmiera’, y el 9-1-1 no funcionó.

Lo relevante de esta emergencia en particular, es que cuando la mujer nos solicitó ayuda tomamos la decisión de llamar al número oficial de emergencias 9-1-1, y aunque pareciese que las dos personas estaban bajo los efectos del alcohol, tomamos la decisión de llamar y no pasar por alto la petición de la mujer, en total, completamos seis intentos al número de emergencias sin que una sola vez contestaran el teléfono.

Con dos teléfonos celulares se hicieron las llamadas al número de emergencias, las cuales sonaron hasta que la propia telefonía decidía cortar el intento, dejando al aire la pregunta si realmente funciona este servicio de atención que en teoría está en servicio a nivel nacional.

Afortunadamente la ‘emergencia’ no pasó a más, pues las dos personas se fueron por su propio pie tras algunos minutos, pero en emergencia real ¿habría que buscar una ruta diferente para pedir auxilio?
Este caso en particular no busca desincentivar el uso de este número, el cual creo que todos los mexicanos lo tenemos en la memoria en cuanto alguna emergencia ocurre, pero sí evidenciar que su operación está en duda y habría que buscar una manera de hacer eficiente esta línea.

Existen infinidad de quejas donde se llama, se contesta, se explica la situación, pero no llegan a brindar atención, ya sea ambulancias o patrullas, pero otra situación muy diferente es que ahora no contesten a la línea.

Si el domingo no funciona el 9-1-1, pues también que se avise.

Alan Garrido

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