Román Culebro Martínez

– Generalmente se piensa, como regla inmutable, que uno siempre debe preferir comprar una casa a rentarla, ya que así se tiene un patrimonio propio para el futuro.

Y, aunque en términos generales eso es cierto, los economistas piensan que no necesariamente en todos los casos es mejor comprar que rentar.

Desde el punto de vista económico las decisiones no se toman “todo o nada” sino comparando el beneficio adicional de realizarlas con el costo adicional.

Pensar que comprar una casa es hacerse de un patrimonio y que rentar es tirar el dinero a la basura, es enfocarse solo en los beneficios de comprar y en las desventajas de rentar.

Sin embargo, comprar una casa también tiene desventajas: habrá que invertirle
en mantenimiento y reparaciones para no dejar caer su valor y, sobre todo, nos ataremos a una deuda hipotecaria (ya sea por Infonavit o por el banco) hasta por veinte años, lo que significa que tenemos que tener recursos suficientes para pagar el enganche, los gastos de escrituración y el pago de las mensualidades.

Muchas veces un crédito hipotecario, aún con el subsidio gubernamental, descuenta hasta un 25 o 30% de los ingresos.

¡Un porcentaje altísimo!

Lo cual ha ocasionado que aproximadamente 5 millones de las más de 35 millones de viviendas en el país hayan sido abandonadas por no poder seguir pagándolas.

Por otro lado, rentar una casa también tiene beneficios: como inquilinos no tendremos que gastar en mantenimiento y reparaciones como hace el propietario y, sobre todo, evitaremos desembolsar una gran cantidad de dinero, ya que en términos generales las rentas están por debajo de los pagos de hipoteca y los requerimientos para rentar una casa no son tantos como para pagar una hipoteca.

Rentar, por tanto, nos proporciona cierta liquidez y libertad financiera
para aprovechar mejor las oportunidades que se nos presenten.

Tanto rentar como comprar tienen beneficios y costos y la mejor decisión
dependerá de varios factores que tenemos que considerar. Como son: la solvencia económica (si puedes destinar una cuarta parte de tus ingresos al pago de una casa y no verte forzado es mejor comprar), la estabilidad laboral (si cuentas con un empleo seguro y no piensas mudarte en al menos diez años es mejor comprar), y el ciclo de vida (si eres un joven que quiere independizarse y aún no tiene claro lo que quiere para su futuro, lo mejor es rentar).

Decidir entre rentar o comprar una casa no es fácil.

Sin embargo, si nos damos el tiempo suficiente para comparar los beneficios y los costos que nos dará cada opción podemos llegar a la mejor decisión para nuestras finanzas y nuestro bienestar.

@Roman_CM
#TuEconomistaDeConfianza

Fuente: Coatza Digital

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