Anahí Ruiz

En México la educación obligatoria es hasta nivel medio superior, es decir bachillerato, bachillerato técnico o preparatoria y hasta ese nivel existe oferta pública y privada según los intereses, gustos y necesidades de cada familia.

Sin embargo, el nivel superior presenta hoy por hoy un cupo bastante limitado en la oferta pública y geográficamente tampoco cubre todo el territorio nacional, lo que frecuentemente deriva en la necesidad de que los estudiantes se muevan de sus estados de origen a otros en los que exista la oferta profesional educativa de su interés, o a recurrir a la oferta privada aunque esta eleve e costo de la educación hasta un 250% más que la oferta pública.

Es importante destacar que para un bebé que nace hoy, el costo promedio de la educación universitaria privada será de 2 millones de pesos, ya que la inflación en el sector educativo es incluso mayor que la inflación de los productos de consumo general.

La pregunta es ¿Cómo prepararse con tiempo para ese momento? Y aquí la palabra clave es precisamente: “tiempo”. Ya sea a través de herramientas de inversión de renta fija o renta variable y analizando la amplia oferta de las aseguradoras respecto a los sistemas de ahorro formal para la Educación Superior podemos aprovechar el tiempo para poner a trabajar el dinero que hoy ganamos y hacerlo crecer con el objetivo de cubrir esa necesidad que sabemos llegará más rápido de lo que pensamos.

Además, planear la educación universitaria de los hijos desde que estos apenas iniciarán con su vida académica nos ofrece beneficios como:
• Asegurar que estés o no, tu hijo o hijos no trunquen su vida escolar
• Desarrollar el hábito del ahorro a largo plazo con una meta definida
• Aprovechar el interés compuesto de herramientas de inversión a largo plazo para incrementar el capital y no solo acumular
• Aprovechar beneficios fiscales por ahorrar para la educación de los hijos
• Que el dinero no sea una limitante al momento de que tu hijo o hija escoja su carrera

Para elegir el mejor plan de ahorro educativo te recomiendo al menos considerar lo siguiente:
• Mentalízate. Es un ahorro a largo plazo, debes ser constante y comprometido
• Analiza tus circunstancias y elige un plan que se adapte a ellas
• Prioriza la flexibilidad. Si algo nos enseñó la pandemia, es que los entornos económicos pueden cambiar de un momento a otro, así deben ser también las herramientas financieras que utilizamos.
• Analiza términos, condiciones y aportaciones. Haz números y compara, se vale pedir muchas cotizaciones para tomar la mejor decisión.

Y finalmente: ¡NO ESPERES MUCHO! Porque el tiempo pasa de prisa y entre más rápido inicies menor será el desembolso para iniciar.

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