María Elvira Santamaria Hernández

– En mis lejanos años de preparatoria, llevábamos la materia de filosofía impartida por el estimado y bien recordado profesor Guillermo Gheno. En una de sus clases nos explicaba la diferencia entre moralidad o moral positiva y moral crítica.

Decía que moralidad positiva es la serie de preceptos y principios que rigen en una sociedad en determinado tiempo, es, digamos, una moral artificial; y moral crítica es aquella intrínseca al ser humano, que le hace distinguir lo bueno de lo malo. Así, por ejemplo asesinar es algo que el ser humano sabe que es malo, ese conocimiento es moral crítica; sin embargo, hay sociedades que aplican la pena de muerte y la consideran aceptable de acuerdo a su legislación; en ese caso se trata de un precepto aceptado como bueno, una moralidad positiva.

Me refiero a este asunto de la moral y su concepción tan cambiante, porque lo que hasta ayer era considerado en nuestro país como algo prohibido, que es el consumo de la marihuana, ha dejado de serlo.

A partir de ayer, en un hecho histórico, cualquier ciudadano puede consumir marihuana con fines recreativos, siempre que cuente con un amparo y tenga un permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

¿Cómo se da este cambio? Ocurre luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha fallado en un mismo sentido concediendo con los dos del miércoles, cinco amparos a particulares para cultivar, procesar y consumir marihuana para fines lúdicos y recreativos, emitiendo así lo que se denomina jurisprudencia.

El criterio de la Corte se va a dar a conocer en el Semanario Judicial de la Federación y a partir de ese momento regirá a nivel nacional para los juzgadores federales.

Claro que todavía falta mucho por legislar al respecto y por observar el comportamiento que esta jurisprudencia generará en nuestra sociedad pero es definitivamente un cambio en la moralidad positiva vigente. Y ésta corresponde a una corriente global al respecto. En Canadá y en Uruguay se ha despenalizado totalmente el consumo de la cannabis, al igual que en varios estados de la Unión Americana y otros más están en camino de hacerlo.

Los tiempos cambian. Lo que ayer era malo mañana ya no lo será y viceversa. La aprobación del consumo de marihuana con fines lúdicos es un reto a nuestro poder de adaptación y es un interesante desafío a los padres de familia, sobre los cuales recae ahora de manera más directa y sin ayuda de prohibiciones legales, la orientación de los consumos y recreaciones de sus hijos.

Cosas veredes mío Cid.

Hasta Pronto

Fuente: Coatza Digital

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